Existen muchos tipos de abuso, tal como emocional, verbal o físico pero Dios no aprueba el abuso. La Biblia nos enseña a amarnos el uno al otro, y se considera un pecado cuando se abusa a otra persona.
El abuso emocional o verbal puede ser difícil de detectar porque, en la superficie, no hay evidencia observable del abuso, pero eso no quiere decir que sus efectos sean menos dolorosos o destructivos.
El asunto de la violencia en el hogar es algo muy delicado. En muchos países, un abusador físico puede ser encarcelado por esta conducta. .La mayoría de los abusadores se arrepienten, se lamentan y prometen que no van a hacerlo nuevamente. Pero si el abusador no ha tenido que sufrir ninguna consecuencia por su conducta, el abuso volverá a ocurrir. Desgraciadamente, el abusador desea satisfacerse sin importar las consecuencias que traerá a sí mismo o a los demás.
Lo más triste es que la mayoría de los abusadores culpan a la otra persona por lo sucedido, pero no es tu culpa. Dios no quiere tampoco que vivas en un hogar donde exista el maltrato físico.
Cuando una persona vive bajo la influencia de un abusador físico solo le quedan dos recursos. El primero es confrontar al abusador para que este tenga un sincero arrepentimiento y el segundo es, en el caso de la que la persona no se arrepienta, entonces separarse de ella.
Cuando una persona vive una vida llena de injusticia, tiene en heridas en su alma que solo Dios la puede sanar.
La forma para recibir esta sanidad es apartarse con Dios y dejar que Él traiga a tu mente las personas que te hirieron, perdonarlas y pedirle a Dios que les envíe personas a su camino para que los traigan a los pies de Cristo y así cambien su corazón y su destino. A veces tenemos que incluirnos a nosotros también porque nosotros mismos nos hemos hecho daño y no nos hemos podido perdonar.
Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14,15
Dios nos enseña a quitar toda amargura, enojo, ira, gritería y toda malicia y a ser bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó en Cristo. (Efesios 4:31,32). De esta manera Dios sanará todas las heridas que has tenido y serás libre para comenzar una nueva vida con Él.
No demores, y ahora mismo haz esta oración para perdonar toda persona que te ha causado dolor en tu vida y extiende tu perdón hacia ellos. Tu verás el cambio que tendrás en tu ser, porque cuando hacemos las cosas tal como Dios indica, siempre obtenemos bendiciones.
Padre Amado,
Vengo a ti en el nombre de Jesucristo y yo escojo perdonar a la persona que me ha herido. Te pido que sanes de los recuerdos dolorosos que tengo y que me des un nuevo comienzo. Confío que me sanes de todas estas heridas, y que cambies mi dolor en gozo. LLena mi corazón con tu paz. Gracias Señor
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