El poder de las palabras

El poder de las palabras

Déjame preguntarte algo.  ¿Cuántas veces has sido herido por palabras ofensivas y burlonas?  Sin duda alguna sabes que estas palabras han hecho un impacto doloroso en tu corazón, pero lo que no sabes es que también han hecho un impacto negativo en tu vida espiritual porque las palabras tienen gran poder. Ellas tienen el potencial de bendecir y de maldecir.
 
Muchos niegan el poder de las palabras que decimos, pero la Biblia dice claramente que la muerte y la vida están en el poder la lengua (Proverbios 18:21).  Jesucristo recalcó esta revelación cuando dijo que por nuestras palabras seríamos justificados o condenados. (Mateo 12:36,37).  Con nuestras palabras aceptamos el sacrificio de Jesús en la cruz y pasamos de la muerte espiritual a la vida eterna.  Con nuestras palabras confesamos nuestros pecados y estos son perdonados y borrados para siempre.  
 
Esta gran verdad nos indica que tenemos que poner  atención especial a nuestras palabras y no permitir que ellas destruyan o echen abajo cualquier bendición que Dios desee darnos o darles a nuestras familias.
 
Si recuerdas cuando Dios creó el mundo, Dios "dijo"  y el mundo fue creado.  El otro día yo me puse a contar cuántas veces estaba la palabra "dijo Dios" en el primer capítulo de Génesis y conté ¡nueve veces!  Cada vez que Dios decía algo, entonces Él creaba. Comenzó diciendo "Sea la luz" y así fue.  Y paso por paso, Dios dijo y fue hecho este mundo en el cual habitamos, con su bello cielo, la tierra, los mares, la hierba, los árboles y los animales. 
 
Dios como Padre Celestial, le enseñó a Adán a actuar como Él y le trajo a todos los animales de la tierra para que Adán les diera nombre.  El hombre tenía la autoridad delegada por Dios para señorear sobre esta tierra y lo tenía que hacer utilizando sus palabras.  ¡Igualito que Dios! Sabemos que eventualmente Satanás los engañó y usurpó esta autoridad delegada.
 
Cuando Jesucristo murió en la cruz su muerte no solo pagó por nuestros pecados, pero nos devolvió el derecho que Dios nos había dado para señorear sobre esta tierra con sus palabras de la misma forma en que lo hacía Adán.
 
Dios nos ha dado la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios para utilizarla propiamente.  Recuerda que una espada es defensiva y ofensiva a la misma vez. Con ella podemos defender nuestro territorio y echar abajo la obra del enemigo.  Nuestra Espada del Espíritu puede ser afilada cuando estudiamos la Palabra de Dios y memorizamos versos que nos den la victoria en el momento que confrontamos una tentación.
 
A través de los años que han pasado yo me he entrenado a cuidar de mis palabras.  No es fácil, toma disciplina.  Una de las cosas que me ayudó muchísimo es que durante la época en mi vida donde recibí esta enseñanza, mis amigos también la recibieron  así que decidimos cuidar de nuestras palabras mutuamente y de no pronunciar ningunas palabras que nos limitara o nos robara la bendición.  Por ejemplo, si uno decía, mi hijo está enfermo, la otra persona le respondía'- "no, no me pongo de acuerdo contigo porque la Palabra de Dios dice que por las llagas de Cristo tu hijo fue sanado".  Y   según yo crecí en  Dios, esto me ayudó muchísimo en mi desarrollo personal.
 
Utiliza tus palabras para ser una bendición a tus seres queridos y amigos.  Bendícelos con ellas, y aliéntalos en sus vidas cotidianas. Pon esta verdad en práctica y tú verás cómo serás bendecido grandemente.

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