¡Quién de nosotros no ha experimentado la pérdida de un ser querido o la pérdida de un amigo!
Esos son los momentos donde necesitamos el consuelo que no viene de este mundo pero que viene directamente de Dis. No existe consuelo humano que nos pueda ayudar en esos momentos, pero Jesucristo dijo que el Espíritu Santo es nuestro gran consolador.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 2 Corintios 1:3,4
Dios es bueno, y a pesar de este dolor tan terrible que siente, puede consolarse y tener la confianza que algún día volverá a ver a su ser querido y que será una bella reunión. Le ofrezco el consuelo de las Escrituras donde nos dice que estar ausente del cuerpo es estar en la presencia de Dios.
Haz esta oración:
Amado Padre Celestial,
Vengo a ti en el nombre de Jesucristo. Sana el dolor de mi corazón y consuela toda área de mi ser. Yo sé que me ayudarás, no me abandonarás y no quedaré sola porque tú me acompañas y estás conmigo, consolándome y guiándome. Gracias Señor.
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