El adulterio es un terrible incidente en un matrimonio. Para muchos, es una traición insuperable. Sin embargo, Dios puede traer restauración al matrimonio y a la relación. Para ello, la persona que cometió el adulterio debe responsabilizarse por su comportamiento y acciones y arrepentirse, sin excusar lo que hizo ni echarle culpa al cónyuge perjudicado. Es muy importante que esté dispuesto a sentarse con su cónyuge y realmente escuchar su dolor y angustia. Debe mostrar compasión, arrepentimiento y poner un plan en acción para recuperar la confianza perdida sin importar cuánto tiempo tome haciendo todo lo necesario para recobrar su confianza.
El cónyuge perjudicado a su vez, debe estar dispuesto a perdonar de todo corazón, incluso si ahora mismo no sabe cómo hacerlo y a la misma vez, debe analizar las formas en que pudo haber contribuido a que esto ocurriese en la vida de su cónyuge. El cónyugue perjudicado debe controlar sus palabras. La acusación constante u ocasional por el comportamiento pasado destruye la esperanza de restaurar el matrimonio.
La pareja tendrá que pasar por el proceso de restauración el cual tomará su tiempo. Ambos deben de ser comprensivos y cooperar mutuamente hasta que superen esta crisis. Ciertos casos se benefician de la participación de un consejero profesional que los ayude a navegar el proceso de restauración.
Haz esta oración:
Amado Padre Celestial,
Vengo a ti en el nombre de Jesucristo. Te pido que si hay un camino para restaurar este matrimonio, por favor muéstranos el camino y qué hacer. Te pido que trates con nuestros corazones, o con cualquier cosa que exista en ellos que impide la restauración. Ayúdanos a sentir el amor que teníamos el uno por el otro en tiempos pasados.
Gracias Señor
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