Aunque se haya recibido un diagnóstico de enfermedad por parte de los médicos, hay un diagnóstico superior y se encuentra en la Palabra de Dios, la cual nos dice que por las llagas de Cristo somos sanados.
Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 2 Pedro 2:24.
Por fe apropiamos esta promesa para echar abajo el diagnóstico de enfermedad substituyéndola con uno de sanidad, restauración física y emocional de todo lo sufrido y declaramos salud para el cuerpo en el nombre de Jesucristo porque la Biblia nos enseña acerca del poder de la oración cuando pedimos por un enfermo.
Jesucristo demostró una y otra vez su deseo y poder para sanar al enfermo. Él es el mismo ayer, hoy y para siempre.
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5:15
Haz esta oración:
Amado Padre Celestial,
Vengo a ti en el nombre de Jesucristo. Te doy gracias de que siempre estas deseoso de sanar a todo aquel que te lo pida. Tú sanas todas las enfermedades porque no hay nada imposible para ti. Yo confío en ti y en tu poder para sanar ahora mismo. Gracias, Señor
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